Comparto estas percepciones desde
mi mirada e interacción diaria con jóvenes de preparatoria y universidad, con
quienes he tenido el pacer de compartir más que las horas de clase.
Una de las características que
referían a los jóvenes de nuestros días era la apatía por la vida pública,
muchos decían, los jóvenes de ahora ya no son como lo eran los jóvenes de 1968,
quienes lucharon por conseguir mayores libertades, e incluso hubo a quienes la
vida se les fue en esa lucha.
Confieso que esa era una de mis
preocupaciones y desilusiones, debo decir, pues mi profesión como docente me
hace interactuar con jóvenes de entre 15 y 22 años de edad, mis clases están
ligadas al área de Ciencias Sociales, por lo que podía percibir un aburrimiento
y un desinterés por los temas sociales y políticos en los jóvenes, debo decir
que no en todos pero desafortunadamente
sí en la mayoría de ellos.
Sin embargo, en los últimos
meses, incluso antes de las muestras públicas de movilidad estudiantil en
nuestro país, comencé a notar que los estudiantes se preocupaban más de lo que
podría pasar con las próximas elecciones en México. Se preguntaban quién era el
mejor, qué había pasado cuando el PRI gobernaba, y sobretodo hacían una crítica
de la realidad de inseguridad a la que se enfrenta hoy nuestro país, y de la
que muchos de ellos se han visto
afectados.
Y conforme avanzan las campañas,
nos hemos dado cuenta que los jóvenes no sólo están reaccionando a en otros
países como, España, EE.UU., Grecia, Chile, África del Norte, sino que también
ese despertar y hartazgo juvenil ha hecho eco en México, en donde los jóvenes
ya no solo se preocupan por el antro de moda, o por poner en facebook fotos de
sus fiestas, sino qyue ahora también han utilizado estos medios para hacer oir
sus demandas.
Lo anterior evidenció que no era
aisalado ese sentimiento de desilusión hacia la clase política, y haciendo uso
de los medios electrónicos, se han fortalecido los lazos entre los jóvenes,
manifestandose en las marchas que han sido organizadas, no sólo en la Ciudad de
México, y no sólo en México.
En el ámbito académico en donde
me desenvuelvo debo decir que hay quienes están a favo ry en ocntra,
abiertamente yo me manifiesto a favor de esas expresiones y demandas juveniles,
de las que he podido ser parte, y abogo porque no desaparezcan y que tampoco se
conviertan en actos aislados, lo que conviene al desarrollo democrático del
país es darle continuidad a estos movimientos civiles, con el objetivo de
demostrarle a la clase política que ya basta de palabras huecas, que ya basta
de demagogia y falsos debates; el país requiere cambio estructurales de fondo y
los jóevenes no están dispuestos a seguir en la impasividad.
No sé si el ánimo sea como el de
1968, porque solo sé lo que pasó por lo que he leído o lo que me han contado,
pero ahora de verdad siento una mayor esperanza y ánimo a formar parte deun
movimiento que México requiere y así espero que esto crezca y se vea traducido
en un cambio en la ciudadanía, no es por un candidato es por la gente, es por
nosotros, quienes ya ns cansamos de una política anacrónica y poco efectiva.
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